Azul surgió de manera puramente experimental mientras realizaba varios ejercicios fotográficos en el parque como parte de un taller de fotografía. A medida que llevaba a cabo diversas pruebas y exploraba distintas técnicas, surgió la idea de jugar con una temperatura fría, específicamente fijándola en 3000K, con el propósito de crear una atmósfera fresca y enigmática que despertara la curiosidad del espectador. Sin embargo, mi experimentación no se detuvo ahí. También decidí adentrarme en la técnica de clave alta para resaltar especialmente las áreas de mayor luminosidad, otorgando así un mayor protagonismo a las sombras en la composición. Esta elección resultó ser fundamental, ya que me permitió lograr un resultado estético que me cautivaba por completo. Además, en ciertas ocasiones, la imagen final conseguía evocar la textura granulada característica de las películas fotográficas.