Las fascinantes pozas que han sido esculpidas a lo largo de los siglos en el paisaje de Río Tinto se erigen como un tesoro natural cautivador. A pesar de que las orillas del río están profusamente salpicadas de rocas, descubrir áreas con pozas perfectamente redondeadas y dotadas de una excepcional belleza estética no es tarea sencilla.

Cada una de estas pozas posee un encanto único y una identidad propia. Al asomarnos en su interior, podemos desentrañar una historia diferente, siendo testigos silenciosos de la evolución geológica y las transformaciones que la región ha experimentado a lo largo del tiempo. Algunas pozas están repletas de agua, y cuando esta se evapora, deja tras de sí lienzos abstractos con un cromatismo único, como si un pintor hubiera pasado por allí. En otras,  arenas y piedras descansan en su interior tras años de procesos de erosión, descomposición y movimiento. Por su forma y contenido algunas juegan con simbolismos cautivadores que envuelven al espectador y lo sumergen en un mundo interpretativo de fantasía. Estas manifestaciones naturales no solo son un testimonio visual de la majestuosidad del entorno, sino también una invitación a explorar la riqueza de la narrativa geológica que se revela en cada rincón de este asombroso escenario.

 

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