El craquelado es una técnica artística utilizada para simular el envejecimiento en pinturas y objetos decorativos, aportando un encanto nostálgico y elegante a las piezas. Este efecto se logra creando pequeñas fisuras en la superficie de una obra, imitando el desgaste natural que ocurre con el tiempo. La estética del craquelado resalta las texturas, dotando a las obras de un atractivo visual único que evoca antigüedad y autenticidad.
Después de la humedad llega la sequía en el Tinto, y los barros que antes aportaban frescura al paisaje ahora se convierten en remilgos de hostilidad. Bajo el sol abrasador, los barros se secan, formando fisuras que parecen emular las grietas del craquelado en un lienzo natural. La tierra, al resquebrajarse, respira y revela cromatismos que antes permanecían invisibles bajo la humedad. Tonos rojizos, ocres y marrones emergen como si la naturaleza pintara su propia obra de arte, reflejando el paso del tiempo y las transformaciones del paisaje en un espectáculo visual que evoca fragilidad y fuerza simultáneamente.