En Río Tinto, las espumas emergen como un fenómeno fascinante, producto de la química única de sus aguas y su agitación al mezclarse con el oxígeno. En este proceso nacen microburbujas que crean formas impredecibles y caprichosas, las cuales desaparecen con la misma rapidez con la que surgen. Estos patrones efímeros, siempre cambiantes, ofrecen una escena visual hipnótica que atrae al observador a un mundo de belleza fugaz, donde la naturaleza revela su complejidad a través de la simple acción del agua en movimiento.
En esta serie, la belleza se busca en sus formas más puras, donde las espumas son las protagonistas principales. Sin embargo, en ocasiones pierden ese protagonismo al integrarse en encuadres en los que el contexto cobra fuerza, destacando elementos característicos que contrastan y aportan valor a la imagen. Otro reto y fuente de belleza es jugar con su quietud y movimiento. Cada disparo pone a prueba la capacidad del fotógrafo para anticipar el momento preciso en que las formas más bellas y fugaces se manifiestan.